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La Desalación

Una nueva fase del secular empeño por paliar la aridez en esta esquina peninsular la constituye la Desaladora de Carboneras. Basada en la tecnología de ósmosis inversa, la sal del agua marina es separada del caudal de agua mediante membranas y un conjunto de procedimientos físicos y químicos que producen finalmente agua apta para el consumo humano y para el riego. La producción anual asciende a 42 Hm3, y, además de la zona de Níjar, está previsto que abastezca al valle del Almanzora, Levante,Tabernas y Llanos de Almería.

La desaladora se ha construido por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, contando con la contribución de fondos FEDER. Para su distribución en la zona de Níjar se han ejecutado dos ramales, desde la Desaladora a la Venta del Pobre y de la Venta del Pobre a Níjar.

La red de distribución a parcela se ha ejecutado mediante obras de modernización de regadíos, le en distintas fases ha realizado la Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar (CUCN), con financiación del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino a través de la empresa pública SEIASA, la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía y los propios regantes. La red de la Comunidad puede suministrar agua a un área de unas 12.000 Ha,garantizando las necesidades presentes y permitiendo la ampliación de regadíos.

La red de distribución consta de 7 balsas de regulación con capacidad para algo más de 800.000 m3, redes de riego complementarias con 700 Km. de tuberías y un centro de telecontrol.

La principal finalidad de esta fuente de suministro es reducir la presión sobre el acuífero de la rambla de Artal, permitiendo un equilibrio entre las extracciones y las recargas, y estabilizando su calidad. El aporte de agua desalada facilitará el desarrollo de la agricultura de la zona en un escenario de sostenibilidad, eliminando las incertidumbres sobre el suministro.

El final de nuestro recorrido por la historia del agua en Níjar vuelve a los orígenes: de nuevo es el mar la fuente de suministro, pero ahora un conjunto de ingenios humanos sustituye al ciclo natural del agua en la producción de agua dulce, planteando nuevos retos acerca de cómo minimizar los costes económicos y ambientales de dicha sustitución.